Decía recientemente Celaá, la nueva ministra de Educación: "Nos encontramos con una situacion excepcional en el caso de algunas escuelas concertadas que diferencian niños y niñas por razón de género, sin observancia de los principios generales de la educación inclusiva y la coeducación; es preciso, entendemos, abrir un proceso de diálogo con los centros, muy pocos, que han optado por este modelo". Es un buen momento para la reflexión. Comencemos...
La LOMCE es una ley educativa que, más o menos, tienen en cuenta la diversidad de alumnos a los que tiene que atender el sistema educativo para poder impartir una educación de calidad. Es decir, tienen en cuenta diferencias como la edad, estructurando el sistema por cursos y etapas; las minusvalías, y las deficiencias psíquicas y físicas de los alumnos, mediante la “educación especial” que permite la integración social y académica de los alumnos; las dificultades de aprendizaje o NEE (con Necesidades Educativas Especificas) que sufre un tanto por ciento del alumnado; o las desventajas de los inmigrantes en el aprendizaje del castellano o de su religión…
Ahora bien, aunque es alto el grado de atención a las diferencias, aún se puede mejorar, porque nuestro sistema no se esmera mucho en atender a las diferencias que existen en el modo de aprender según el género al que pertenezcas. Y esta diferencia influye, por ejemplo, en el alto fracaso escolar de nuestro país, ya que se educa pensando que todos aprenden igual, cuando el sexo femenino aprende y comprende la realidad de modo diferente al masculino. En resumen la mujer es más intuitiva y el hombre es más lógico, y por lo tanto aprenden de modo diferente. Ahora bien no es solo éste el único aspecto de esta diferencia, sino también que se producen interferencias en el aprendizaje, por el modo diferente de aprender de cada sexo; cuando coaprenden. Y, además, por el desfase en la maduración de cada sexo.
LA IGUALDAD DE SEXOS.
La coeducación, implantada en todo nuestro sistema público, trata de dar las mismas oportunidades a la mujer y al hombre. Ya que el hombre y la mujer son iguales en dignidad como personas, como profesionales,... Por tanto han de tener las mismas oportunidades como personas, estudiantes o profesionales. Y las mismas obligaciones a la hora de sacar adelante una familia, y en cualquier ámbito, aunque todavía en el siglo XXI, lamentablemente, esto no sea una realidad.
Pero esta igualdad en dignidad, no quita que haya diferencias entre los dos sexos, ya que la mujer y el hombre son diferentes física y psicológicamente. Son sexualmente diferentes, ya que actúan en este ámbito de modo diferente. Y su función progenitora es diferente, porque la mujer puede dar a luz y dar el pecho. También son psicológicamente diferentes. Aunque exista actualmente una corriente que afirme que se puede separar género y sexo, partiendo de la base de que el género viene configurado sólo por la cultura, cosa que no es cierta. Porque la mujer, por lo general, es más dulce en el trato con su marido, con sus hijos y con su entorno. El hombre es más seco o brusco. El hombre manifiesta menos sus sentimientos. Y la mujer más. Su desarrollo o maduración, física y psicológica, es diferente. Por ejemplo, la mujer llega a su plenitud física y psíquica, según muestra la psicología evolutiva y la biología, antes que el hombre. En el aspecto académico también se diferencian, dicen los estudios psicopedagógicos al respecto. que a los chicos se les da mejor las matemáticas y la tecnología, y a las chicas la comunicación y las ciencias naturales. Esto no hace mejor ni a uno ni a otro.
Como conclusión, se puede decir, que las diferencias que hay entre los dos sexos, no dejan “huella” a efectos de dignidad, oportunidades, igualdad, etc. Ahora bien, estas diferencias si que dejan “huella” en su modo de ser, que es diferente, de forma notable.
Por eso la educación, que es la que forma en que las personas se conforman con respecto a su dignidad y a sus diferencias, como el sexo y la personalidad, debe ser individualizada con respecto a las diferencias concretas de cada uno. La educación se encargará por tanto, de consolidar los modos diferentes de ser (de funcionar) que tiene cada uno de los sexos en los que se manifiesta la persona humana.
EL MODELO DIFERENCIADO O EDUCACIÓN DIFERENCIADA.
La educación que ofrece el modelo coeducativo es tan buena como la que ofrecen todos los modelos que respeten tanto la igualdad de sexos, como los Derechos Humanos de la declaración de 1948. Pero existen modelos que atienden mejor las diferencias que se dan el aprendizaje según el sexo, como es el modelo diferenciado.
Es decir, el no optar por la coeducación, no significa que se discrimine ninguno de los dos sexos. Al revés, cuando un centro de educación diferenciada, toma esta medida, lo hace atendiendo a la educación integral de la persona humana. Tiene en cuenta las diferencias que hay en el modo de ser de una mujer y un hombre. Sin que esto signifique dar menos momentos de trato entre los dos sexos, porque la escuela o instituto no es el único e imprescindible lugar de socialización mixta que ofrece la sociedad, ya que ésta ya lo es por sí misma.
El modelo coeducativo es por tanto un modelo más. Y no por auge, o por exaltación de algunos derechos mal entendidos, es un mejor modelo, sino sencillamente, uno más.
El modelo de educación diferenciada es otro modelo, que habría que tener más en cuenta, porque no tiene ningún efecto secundario, y sí muchos efectos positivos en la educación integral del relevo generacional. Pero el principal, y su finalidad, es la de atender el modo diferente de aprender de los dos sexos; sin dejar de lado las diferencias que a las que atiende ya el sistema educativo, para obtener obtener un verdadera educación de calidad.
LA LIBERTAD DE ENSEÑANZA
Por el artículo 27 de la Constitución Española (CE), la Declaración de Derechos Humanos y por otros pronunciamientos jurídicos y educativos en el ámbito nacional e internacional, existe la Libertad de Enseñanza. Pero esta Libertad a veces no se puede ejercer realmente. Porque cuando unos padres no tienen dinero para pagar un colegio con el modelo educativo y con el ideario que ellos quieren, la gratuidad que ofrece el estado - a través del artículo 27.4 de la CE- con el colegio circunscrito al barrio, les coarta en el ejercicio de la libertad. Porque les obliga a elegir esa opción, cuando no es la que quieren. De ahí, que la propuesta, hecha por algunas personas de relevancia en este ámbito, de no denominar a los colegios por el origen de los fondos, sino por el modelo educativo que ofrezca el centro, sea un modo de dar verdadera Libertad de Enseñanza. Porque el modo de financiación no es lo que debería condicionar el modelo educativo, sino las preferencias de los padres.
Una enseñanza gratuita de calidad y libre, es la que se puede llevar a cabo de hecho. No en un supuesto que no se da. Porque en el fondo, si no tienes dinero para pagar un colegio privado, tienes que asistir al colegio público del barrio.